sábado, 14 de noviembre de 2015

Sólo el tiempo me ayudará a comprender, aún no sé por qué. Abandonemos este ambiente y soñemos mi Dulcinea.


PÉTREO


Poder o no, manejar aquella ansiedad de un sábado desolador. Que la combinación psíquica adelante tu reloj mental varias horas antes, ser parte de un apasionado desencuentro con el pasado, que cuantas veces; quisiera uno, hubiese sido quimérico y no sufrir, buscar esa salida a través del poder de la ficción.
¿Y qué es ficción? Ficción es la muerte, ya no hay nada qué hacer, cada día se uno se sume más en el delirio y la desesperación, querer…querer, para qué querer…

Me llamo “Noviembre” y he ido festejando mi inocencia a lo largo de esta vida, me han insultado y lastimado el corazón, a tal punto de que la gente, cuando más notoria se hacía mi “desinterés” me llamaban frío, insensible, duro, cruel, simplemente se decepcionaban de mí, cuando solitario caminaba por las calles, sin amigos, sin personas a las cuales contar lo que me pasa –nadie lo hizo-. Mi profunda incomodidad con esta época ha sido el motor principal para alejarme de las personas, es decir; que aunque siempre he sido un buen oyente y he prestado mucha atención, poco de ellos recibí, y es que es una durísima derrota mía no poder, si quiera que con los que más haya querido en toda mi vida, no haberles hecho notar mi profundo aprecio y amor. Habiéndolo dado todo y más (hasta el éxtasis de las lágrimas que queman), para que luego ni sepan quién soy o quién he sido en su vida. Me llamo “Noviembre” y he estado todo este tiempo esperando a que esto suceda, sólo para después se me rompa el alma.

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